La calle real de la miseria.

viernes, 20 de enero de 2012



La calle dorada,
Donde pasas vos,
Yo ando a diario,
Arrastrándome en mi dolor.

Piedad!, piedad!,
Un céntimo por Dios,
Que tengo una silla,
Que necesita reparación.

Señor de traje lustroso,
Deme un quetzal,
No huya, no se esconda,
Venga y tenga compasión.

Ella se quedo conmigo,
Y con el tiempo se apolillo,
Se puso vieja,
Se le fue el color.

Los güiros gritan,
Loco!, Loco! (me señalan)
Me arrojan sus piedras,
Esas chibolas de prejuicio.

Cuando agarre a los cerotes,
Se van achingar, (se van a chingar)
Los voy a patear,
A insultar y esputar.

Con mi amada silla,
Nadie se va a meter,
Nos acurrucaremos,
Y veremos el amanecer.

En el denso caminar de la calle,
Y toda su realiza de miseria,
Pendejo!, Pendejo!,
! Porfa! deme solo un quetzal,
Mejor dos, que el cura ya me autorizo.

Al final,
Usted se ira con su fortuna,
A comer mierda a otro lado,
Yo me quedare aquí, sentado,
Semi vestido y alborotado. 

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