¡Mercí a tout!

sábado, 26 de mayo de 2012

La lluvia sin caer en siglos, como manantial eterno y efímero, se dejara caer en una primavera inexistente, en un posible martes 23 de septiembre, en un año infinito, en algún lugar desconocido, sobre la acera seca de alguna urbe. Ese día la lluvia como ángel místico de tu ser, impactara el recuerdo tibio de tu alma, de tu espíritu, de tu ser, amaras sobre todas las cosas y seras amado como se menciona en la existencia del universo. Concluirás vagamente que no existe el centro del universo, que los centros son mentiras, la verdad es que todo se expande. (Llueve)

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