Merci mémé, merci. Au revoir.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Las cosas siguen su curso, las calles sigue iguales, el viento sigue frío, la noche sigue oscura, la vida sigue. Pero yo la siento diferente. Se hace notar la ausencia, el vació que nació de repente. He conocido tierra ajena, lares de paisajes diversos, más aun el frío como imagen viva del circulo final del infierno de Dante consumía el panorama.
Si las lágrimas son versos, he escrito sobre la tierra muchos poemas este día. Noto la ausencia de tú risa. El silencio hiera el alma como daga oxidada, y la madrugada nos recibe como cuando se parte por vez primera. Tomé sus manos, su cabellera plateada y comprendí que su semblante somnoliento está vez sería eterno. He llorado, más he aprendido a caminar entre piedras y espinas. Cargué en hombros los recuerdos de mi infancia y me trague mis penas. He vuelto a la tierra de mi madre y no siento frío; quizás se quedo el miedo dentro de ese ferretro y mi paz vuela hacia la luna, allá donde puedo verla cada noche. Ha muerto mi querida. Merci mémé, merci. Au revoir. Je t'aime.

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