Uno de mis cuerpos yace tirado frente a una playa,
Atado a la arena,
Acariciado constantemente por los rayos del sol,
Con la mirada fija en el horizonte,
Con el alma entregada al mar,
Cuanta paz,
Cuanta quietud,
Océano maldito entre la tierra muerta,
Estoy en el infierno,
En uno de tantos,
Lo sé.
No me levanto de la arena hirviendo,
No puedo mover mis brazos para arrancarme la piel,
No puedo liberar los gemidos contenidos dentro de mi pecho,
No puedo morir.
Estoy atado en uno de los tantos infiernos,
No existe viento,
No existen olas,
El mar está tan muerto como yo,
muerto.