Cardos rojos, rojizos, rojizimos.

viernes, 30 de noviembre de 2012

by Mary Bassi

He soñado con unos cardos rojos,
Rojizos, rojizimos.
Desnudos sobre el viento,
Anclados al olvido.

He soñado con la tragedia de tu risa,
Las manos como carroñeros insanos,
Se hartan tu cuerpo,
Tu carne.

He sentido la melancolía de las horas,
las noches purpuras,
Escozor de medio día,
Mientras tus gemidos arrullan la muerte.

Dentro de este final de fatídica epopeya,
Quedan las rosas exiliadas,
Marginadas.

Los cardos nacen entre las tumbas.
Nacen sobre mi cuerpo.

Es extraño escuchar "yesterday" en versión caribeña...

domingo, 25 de noviembre de 2012

Es extraño escuchar "yesterday" en versión caribeña tributo. Es extraño visitar tierras ajenas y sentirse tan familiar. Es extraño tener tanta familia de pronto. Es extraño vivir entre el frío y poder sentir mucho más. Es extraño recordar la infancia como fragmentos de película. Es extraño no tener poemas para la ocasión. Es extraño despedirte con esta canción viejita, nunca la escuchaste. Es tan extraño todo ahora. 

Pero somos felices todos y eso vale.
Hasta pronto mi querida viejita. Hasta pronto.

"Ayer 
Todos mis problemas parecían tan lejanos 
Ahora parece como si estuvieran aquí para siempre 
Oh, creo en el ayer 

De repente 
No soy ni la mitad del hombre que era antes 
Hay una sombra que se cierne sobre mí 
Oh, de pronto llegó el ayer 

¿Por qué tuvo que irse ella?, no lo sé 
No me lo quiso decir 
Yo dije algo que no debía 
Ahora anhelo el ayer" 

Merci mémé, merci. Au revoir.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Las cosas siguen su curso, las calles sigue iguales, el viento sigue frío, la noche sigue oscura, la vida sigue. Pero yo la siento diferente. Se hace notar la ausencia, el vació que nació de repente. He conocido tierra ajena, lares de paisajes diversos, más aun el frío como imagen viva del circulo final del infierno de Dante consumía el panorama.
Si las lágrimas son versos, he escrito sobre la tierra muchos poemas este día. Noto la ausencia de tú risa. El silencio hiera el alma como daga oxidada, y la madrugada nos recibe como cuando se parte por vez primera. Tomé sus manos, su cabellera plateada y comprendí que su semblante somnoliento está vez sería eterno. He llorado, más he aprendido a caminar entre piedras y espinas. Cargué en hombros los recuerdos de mi infancia y me trague mis penas. He vuelto a la tierra de mi madre y no siento frío; quizás se quedo el miedo dentro de ese ferretro y mi paz vuela hacia la luna, allá donde puedo verla cada noche. Ha muerto mi querida. Merci mémé, merci. Au revoir. Je t'aime.

18

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Camino aun sobre la tierra incierta. Dejando florecer las miradas perdidas en los horizontes invisibles. He descubierto que la vida es así de efímera, donde un beso pasa tan rápido como los años y la muerte se asemeja más como un mal momento. Herida abierta en la dermis del alma, amor que nos nace desde el centro del ser más miserable. ¿Qué es peor? ¿Qué viva en la miseria o que la miseria viva en mi?. Me alejo de mi confortable aposento de paz, me arrojo a esa tierra de nadie, a vagar como un espectro digno del miedo constante.
Tengo miedo, más tengo fuerza de besar una vez más.
Que la muerte y los años son como gotas de lluvia que caen una vez en la vida.
 
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