Eramos como dos extraños que se ven las caras a diario, compartiendo un espacio físico que unia nuestro devenir en deshoras infinitas.
Eramos como silencios que callaban al llegar el día, como pisadas ahogadas sobre conversaciones muertas, enterradas.
Eramos todo eso que ven tus ojos, todo, todo, menos vida.
Somos olvido mi cielo.
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