Estoy casi seguro.
Se claramente que del otro lado de ese jardín opaco e infinito que separa nuestra vidas inmunes, yacen tus piernas largas, finas y morenas cruzadas entre si como dándose una abrazo, escondiendo de la mirada curiosa de aquellos que buscan tu ser mas intimo. Se también que la banqueta de piedra grisácea, fría, seca, y de cierto modo monótona que habita en el jardín opaco, tiene la gran suerte de sentir tu cuerpo sobre el. De una forma u otra tengo la certeza que del otro lado del jardín, del lado derecho de la banqueta se podrá sentir de manera extasiante el leve y dulce aroma de tu colonia de rosas. Tengo la gran certeza que al irte tu, la banqueta monótona y gris se quedara tibia.
Me doy valor y saco de manera galante mi gallardía poética y el instinto burdo de macho conquistador sale a flote, camino a pasos sutiles y lentos por el jardín opaco. De ti y de mi el tiempo que nos limita es inexacto y la distancia mínima y absurda.
Al llegar a la banqueta gris y monótona, me doy cuenta de que te has ido, me doy cuenta que estuviste allí, con gran certeza aseguro que esa noche como anima en pena te mostraste ante un ser débil y bohemio.
La tristeza ocupa el lugar del miedo, toco con la punta de los dedos el lado izquierdo de la banqueta monótona y grisácea y me doy cuenta de lo inevitable, esta fría. Ante tal decepción con la poca valentía que me queda ocupo el lado derecho de la banqueta gris, monótona y ahora fría.
Estoy casi seguro que a mis fosas nasales llega el delicado y dulce aroma de una colonia de rosas.
El reloj marca las 3:00 am.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario