Los mortales tardan en sentarse,
Lo mismo que el aire en ocupar las butacas,
Por eso los malos aires,
Se manifiestan mas en los conciertos.
Los acordes desgarrados de un libro de colores,
Se equiparan al sonido perpetuo de una campana,
Aquella mística e hipnotizante melodía,
Helados, helados.
Hemos decidido no trasplantar cerebros,
En el peor de los casos,
Hayan mas genios que fruteros,
Y los fruteros sin fruta,
Se quedarían sin empleo.
Una vez un frutero.
Presto unas frutas de modelos,
Estas posaron desnudas,
Para un calendario epopeyico,
Antes del flash lomografico,
Las frutas sintieron pudor,
Salieron en carrera maratonica,
Desnudas, huyendo del reflector.
Los mortales tardan en pensar,
Lo mismo que tardan en sentarse.
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