I.16

jueves, 18 de octubre de 2012


“Me iré y no sabré volver.
Es más, no sabré siquiera que hay un “saber volver”. No lo querré acaso.”

Desnuda esta noche maldita,
Obsesionada con tu carne moribunda, flagelada,
Desgarrada, doliente

Han de marchar las estrellas divinas a esas tierras de nadie,
Allá donde moran los sueños,
Allá donde el dolor agraviado durante siglos se mece entre amapolas.

Presente en cada verso, en cada gota de sangre tu nombre,
Te vas y no volverás con nosotros los mortales,
Pues has decidido dejarnos como animalitos inexpresivos,
Te vas con los inmortales maestros,
A la fuerza,
Nos dejaste con la boca aun amarga de los besos que no me diste,

Me iré, y no sabré volver,
Que a tú lado tampoco sé si existe acaso un “saber volver”

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