Lunes cantaban las flores, lunes cantaban los soles.
De las auroras boreales nacieron dragones arcoirizados, alcoholizados, imaginados.
Cada uno cae como nave herida en combate, se estrella entre los campos secos de las tierras nordicas.
La tierra se cubre con sangre multicolor y de la sangre, la carne, la esencia de las bestias nacen flores.
Flores, flores, flores, las mismas que cantaban Lunes, lo soles que cantaban lunes son otra história
Caé el silencio, pero no rompé el cantico aungustioso y lacerante de las flores. Los demás aborrecen los Lunes ahora
Las flores son exiliadas, aún tienen sangre de dragon y se van por el mundo, unas como putas de amores adolescentes.
Otras como cadaver de tumbas ajenas, más de una fué un compromiso hipócrita entre gigantes.
Unas cuantas, tres para ser más exactas, se hicieron viajeras, vagabundas, y al llegar a París se echaron a dormir.
Las flores no despertarón jamás, decidieron ser parte de la puesta de sol, acompañarse por una copa de vino pasar a ser un romance.
¡Mercí a tout!
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