Miércoles 24 de abril de 1986,
El roció de las
lagrimas se le marcaba en las pestañas,
Y el correr del
agua motivaba sus penas,
La lluvia no se detenía
dese marzo,
El frio mataba la pasión
del ocaso.
La lluvia y el
frio no cambiaban con el tiempo,
A pesar de los
siglos vividos,
Seguían siendo
igual de inmortales,
Incomprensibles e
irracionales.
Se sentó a la
orilla del rio,
Llorando un
recuerdo de varias vidas pasadas,
Se suicido entregándose
a las kappas,
Estos le devoraron
el alma.
En esos últimos
instantes,
La muerte se
apiado,
Y se llevo la vida
rápidamente,
Dejando una estela
de carne, alma y sangre.
Las kappas se
envenenaron,
Murieron
deprimidos,
El alma estaba
envenenada,
Era puro olvido.
Jueves 25 de abril
de 1986.
Encontraron rio
abajo rastros de un alma arañada y devorada.
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