Las torpes cadenas que huelen a rosas,
Saben a chicles al morderlas,
Pero como copales rancios,
No se corroen ni con hachazos.
Queda uno rendido,
Que en plena contra revuelta,
Solo, se toma el te en la acera,
y finje leer un periodico extranjero.
Del otro lado, el enemigo toma su fusil.
Le apunta a la taza de te,
y con rabiosa energia falsamente patriotra,
Le grita el salvaje hereje comunista.
- Muere Hipster.
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