Mientras las piedras susurran obscenidades,
Miramos a los niños jugar la rayuela,
En el fondo de la botella de vino.,
Las piedras se callan.
Te presento ante vos la sombra desnuda y flagelada de tu recuerdo.
Allí vos si la invitamos a un café.
Indecorosamente de su boca salen los
Versos funestos que provocativamente me dicen:
-¨Deséame en silencio¨
Ante tales insinuaciones,
Sonreís y me doy cuenta de tu ebriedad.
Quizás sea hora de que me vaya,
Las deja a las dos sentadas,
Conversando dulcemente de mi.
O quizás, sea hora de que te duermas,
Y te sea infiel contigo misma.
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