Se desgarra la lágrima inocente, esa furtiva nostalgia, ese cariño...
Y aún así la pasión de la medianoche clama por los besos fugaces que hoy no salieron de entre las sabanas.
Queda el silencion inoportuno. El siempre será un aguafiestas. Quedá el recuerdo lagrimeante.
Y de ese recuerdo, se escapó la lágrima furtiva, la loca, la suicida. Se fue.
¡Merci a tout!
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