Mi imaginación se esconde del patriotismo y de la indignación pública. No la culpo.
Se acurruca entre felpudos rojizos, rojos de la sangre seca de mi herido yo interior. Se relaja entre perfumes e inciensos.
Suena una balada justa y precisa para el momento. Se olvida de exterior, se aleja de la realidad. La lluvia cae.
Queda la lluvia, la musica,el leve humo y la paz flotando entre mi ser.
Mi imaginación suspira. - Cuanta miseria, cuanta miseria, cuanta miseria, cuanta miseria...
¡Merci a tout!
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