Ustedes no saben, pero el silencio sepulcral hace arrodillar sauces centenarios, los hacen dormitar en camas de bruma e ideas, sus ronquidos no pasan de ser suaves lineas proféticas, siempre el mal, siempre el bien y cuando cae la noche como el olvido de la mente de cronos, se alza la fertilidad psicológica y se gestan los mejores cuentos del mundo, allí, arropados, durmiendo, sonríen y sueñan, sueñan hasta que se dan cuenta que ellos son el sueño y cuando despierten morirá.
Los sauces centenarios mueren de tanto dormir. Temen despertar y morir por segunda vez o tercera vez.
¡Merci a tout!
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