Los dias en plena soledad enseñan sin fin de cosas. En cien dias aprendi a tocar guitarra, en doscientos dias aprendi a jugar futbol, en trescientos dias aprendí a nadar, en cuatrocientos dias aprendí a reir, en quinientos dias aprendi a llorar y en seiscientos dias aprendi a morir.
Cuanta soledad. Cuanta miseria.
Cuando llegaron los mil dias y se fue la soledad, mi neurosis y psicopatía estaba avanzada....
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